Por: Armando Hart Dávalos
Inauguramos el portal José Martí con la columna «Nuevo Mundo»; ella será su editorial central y constituirá siempre un mensaje que deseamos trasmitir con particular relevancia.
Nuestro portal tiene como objetivo promover las ideas contenidas en la cultura del Apóstol, analizando aquellas que tienen relación con el gran desafío de la humanidad en el siglo XXI; es decir, salvar a nuestra especie de su posible extinción en la centuria recién comenzada. No hay para nosotros un deber más importante que trasladarle a todos el mensaje del Maestro en este sentido. Aspiramos a que el mismo se inserte en la campaña mundial “En defensa de la humanidad”, en la que toman parte miles de personalidades de la ciencia, la política, el arte y la literatura, entre ellas numerosos Premios Nobel.
Nos inspiramos en dos ideas expresadas por el presidente Fidel Castro. La primera, caracteriza la realidad del mundo en esta centuria recién comenzada:
«O cambia el curso de los acontecimientos o no podría sobrevivir nuestra especie.»
La segunda idea suya que quiero subrayar es la siguiente: «El gran caudal hacia el futuro de la mente humana consiste en el enorme potencial de inteligencia genéticamente recibido que no somos capaces de utilizar. Ahí está lo que disponemos, ahí está el porvenir.»
La familia humana está amenazada de muerte. Y cuando nuestra familia se encuentra en tal situación, todos sus miembros nos movilizamos para evitar el desenlace fatal.
La columna que hoy iniciamos toma su denominación, «Nuevo mundo», del legado recibido de Simón Bolívar, José Martí, Abraham Lincoln, Martin Luther King y de la pléyade de próceres y pensadores del hemisferio comprendido entre Alaska y la Tierra del Fuego. En el centro de nuestro pensamiento está una idea clave del Libertador: «Somos un pequeño género humano». Y éste otro de José Martí que constituye un mandato para relacionarnos con el mundo: «Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas».
Proponemos realizar un diálogo constructivo entre hombres y mujeres honestos de las dos Américas que abarque también a todos aquellos que desde cualquier parte del planeta Tierra compartan con nosotros el propósito de salvar a nuestra familia, la familia humana, de una catástrofe de incalculables proporciones.
Vivimos tiempos de crisis y la moderna civilización está enferma de gravedad. El hegemonismo, las violaciones del derecho internacional y las desigualdades, el peligro de guerra y de agresiones y la destrucción sistemática del medio ambiente se han convertido en parte de la vida cotidiana de los pueblos y se ha impuesto un pragmatismo vulgar que menosprecia los valores espirituales y la aspiración a un mundo mas justo, solidario y próspero para todos. En un mundo cada vez más globalizado el neoliberalismo como política ha agotado sus posibilidades y se muestra incapaz de asegurar empleo y seguridad para todos los ciudadanos.
En América Latina, en particular, asistimos a la quiebra estrepitosa del neoliberalismo y se abren paso procesos de cambio con amplia participación popular. La integración soñada por Bolívar emerge y avanza como una alternativa viable.
Hace ya más de un siglo, en su visionario ensayo Nuestra América, José Martí llamaba a poner todos los árboles en fila para cerrar el paso al gigante de las siete leguas y a andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes. Estos peligros denunciados por el Apóstol han cobrado una dimensión mucho más devastadora y peligrosa con la llegada al poder en Estados Unidos de la ultraderecha bárbara y recalcitrante que ha puesto la tecnología más sofisticada en el campo de los armamentos al servicio de una empresa recolonizadora de alcance planetario quebrando principios éticos, políticos y jurídicos en los que se había fundamentado hasta aquí el sistema capitalista.
Por ello, el pensamiento de José Martí y en especial sus concepciones acerca del equilibrio del mundo, la utilidad de la virtud y la cultura de hacer política, constituyen aspectos éticos y políticos esenciales para ese mundo con soberanía, justicia social, solidaridad, y paz al que aspiramos.
Partiendo de estas realidades proponemos retomar como aspectos esenciales de nuestro diálogo los siguientes: la ética, el derecho, la cultura y la política solidaria.
Cultura: cuya categoría primigenia y superior es la justicia.
Ética: definida como lo hizo el maestro fundador de la escuela cubana José de la Luz y Caballero, cuando postuló que “la justicia es el sol mundo moral”.
Derecho: como lo calificara José Martí, al afirmar que “existe en el hombre la fuerza de lo justo y este es el primer estado del Derecho”
Política solidaria: en su sentido más universal y abarcador del término, es decir, “Con todos y para el bien de todos”.
Hoy estamos más comprometidos que nunca antes con ayudar a forjar la unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños a partir del pensamiento y la acción de Martí, Bolívar y de todos los próceres y pensadores de nuestras patrias. Ello se ha convertido en una necesidad inaplazable. Exaltando la cultura de emancipación y levantando las banderas de la justicia y de la ética podremos hacer una contribución eficaz a la defensa y salvaguarda de la independencia de América Latina y el Caribe, y dar así nuestro aporte al equilibrio del mundo, como soñó Martí.
Concluimos con estas sentencias del Héroe Nacional cubano:
«El secreto de lo humano está en la facultad de asociarse.»
«Patria es humanidad.»
Asociémonos para que nosotros y nuestros descendientes alcancemos un mundo nuevo.